Publicado el 8 de agosto de 2023

2023 podría ser un año de récord para los aeropuertos españoles

La rentabilidad de aeropuertos españoles está en auge durante este 2023 con más pasajeros y mercancias que nunca. Entérate de todo aquí.

Este año va camino de convertirse en un ejercicio histórico para Aena: los aeropuertos de la red del gestor aeroportuario han cerrado el primer semestre con una cifra global de pasajeros que supera ya en un 1,2% la de 2019, mientras que la de mercancías crece un 1,6%. Los dos principales hubs españoles, Barajas y El Prat, siguen recuperándose a buen ritmo tras la pandemia, aunque el segundo lo hace más despacio y su ampliación (con un presupuesto de 1.700 millones de euros) sigue en punto muerto. La recuperación definitiva de la actividad aeroportuaria podría impulsar la búsqueda de soluciones para el aeropuerto catalán.  

Los datos de junio suponen el sexto mes consecutivo en el que se rebasan las cifras de hace cuatro años.  Esto significa que, entre enero y junio de 2023, más de 129 millones de pasajeros han pasado por los aeropuertos de la red de Aena, lo que representa un aumento del 23,4% con respecto a las cifras del año pasado y del 1,2% con respecto al mismo mes de 2019; y lo que es más importante, equivale al 101,2% del tráfico registrado en los seis primeros meses de 2019. En cuanto al volumen de mercancías, el incremento es de un 2,8% respecto a hace un año y del 1,6% si se compara con el de hace cuatro años.

Los dos principales aeropuertos españoles, Barajas y El Prat, han crecido hasta el primer semestre más de un 29% en pasajeros, aunque no es suficiente para recuperar el ritmo de antes de la pandemia que aún está a un 2,7% y un 6,9% de distancia, respectivamente.

Con todo, se trata de unos datos muy positivos que permiten predecir que el nivel de tráfico prepandemia pueda recuperarse incluso antes de lo previsto por el propio Plan Estratégico 2022-2026 de Aena, que situaba este escenario en 2024. Sin embargo, la velocidad de la recuperación augura que el récord de pasajeros transportados se batirá este mismo año. Como contrapeso de estos buenos datos, no obstante, actúan en el plano económico factores como la inflación y los costes de inversiones por la expansión internacional.

El impulso del turismo internacional

La recuperación del tráfico aéreo y el número de pasajeros se apoya en la del sector turístico, un mercado que en 2023 ha cogido definitivamente un impulso que permite la consolidación del regreso de los viajeros internacionales. Según los datos de ocupación hotelera que elabora el INE, en los cinco primeros meses del año se produjeron en España 113,5 millones de pernoctaciones, superando los niveles alcanzados en el mismo período de 2019 (112,3 millones).

El regreso del turismo extranjero resulta clave en esta cuestión. Así, en los cinco primeros meses de 2023 las estancias de viajeros extranjeros crecieron hasta los 72,6 millones de pernoctaciones (72 millones en 2019), recuperando de este modo el peso tradicional que tenían los viajeros extranjeros, dos terceras partes de las pernoctaciones.

En cuanto a la actividad específica de los aeropuertos españoles, el organismo Turespaña ha registrado más de 43 millones de pasajeros aéreos internacionales en el primer semestre de 2023, lo que supone un crecimiento interanual del 24,3%.

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El desplome de la actividad por la pandemia

La pandemia provocó un desplome del tráfico aéreo que redujo el número de pasajeros en 2020 de 275 millones a 76 millones, acarreando pérdidas millonarias para Aena.

Tras esta honda crisis, el pasado año supuso ya un punto de inflexión. Un informe de Intermoney estima que los beneficios netos de la compañía se situaron en 2022 en 634 millones por la recuperación del tráfico, mientras que el aumento de la actividad comercial elevó los ingresos un 62%, hasta los 3.900 millones. Sin embargo, esta cifra estaría todavía un 14% por debajo de los ingresos de 2019.

El citado informe señala que la actividad aeronáutica no reportará los mismos beneficios brutos que antes de la pandemia al menos hasta dentro de siete años, en 2030. Por su parte, las previsiones del Plan Estratégico presentado en noviembre pasado por el gestor aeroportuario adelantan este escenario puesto que prevén que el beneficio bruto global, no sólo el aeronáutico, vuelva a las cifras anteriores a la pandemia -fue de 2.766 millones en 2019- entre 2024 y 2025.

El Plan Estratégico de AENA hasta 2026

El Plan Estratégico 2022-2026 de Aena buscar incrementar sus ingresos en cuatro años con relación al periodo prepandémico. Para ello contempla, además de la expansión de la actividad internacional, con Brasil como punto de referencia, el desarrollo de las ciudades aeroportuarias en Madrid, Barcelona, Málaga y Sevilla.

También contempla la contención de los costes energéticos. Para ello prevén una inversión de 350 millones hasta 2026 para instalar paneles solares en los aeropuertos. En Madrid está previsto el mayor de los parques planificados, con 142 MW y 235.000 paneles. Entre los objetivos del Plan Estratégico están también superar en 2023 el tráfico pre-COVID (275 millones de pasajeros) para alcanzar cifras en torno a los 300 millones de pasajeros en 2026.

La rentabilidad de los aeropuertos españoles puede ser récord este 2023

Estas buenas perspectivas se apoyan en el cambio de ciclo iniciado en 2022, que ya fue calificado por Maurici Lucena, presidente de Aena, como excepcional. Ese año Aena obtuvo un beneficio neto de 901,5 millones de euros, frente a las pérdidas de 475 millones de euros de 2021. Lucena aseguraba el pasado 2 de junio, durante su participación en la Cátedra Universitat de Barcelona-Fundación Mutua Madrileña de Sostenibilidad Empresarial, que este 2023 iba a ser «un año récord de tráfico aéreo en España», ante las buenas previsiones que hay de cara a este verano. Durante su intervención, Lucena recalcó que «asistimos a un momento histórico», algo que podría traducirse en un notable incremento de la rentabilidad de los aeropuertos españoles.

Para el presidente de Aena, “el transporte aéreo tiene una relación directa con el crecimiento, la creación de empleo y la cohesión territorial y social, por lo que España debe de estar a la altura de este reto mejorando y ampliando sus infraestructuras aeroportuarias”. Lucena mencionó, asimismo, la necesidad de realizar inversiones para abordar el proceso de descarbonización.

La ampliación de El Prat, en punto muerto

Sin duda el proyecto de infraestructura más importante para Aena es la ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat con el objetivo de transformarlo en un hub internacional. Se trata, además, de un plan que pretende dar respuesta a la reclamación histórica de Cataluña de disponer de conexiones con América, Asia y África. El planteamiento de Aena se basa en una serie de estudios y análisis que se presentaron por primera vez en 2019.

En la actualidad, la capacidad máxima de El Prat es de 55 millones de viajeros al año, techo que ya se rozó en 2019. Aena prevé que ese nivel de saturación podría repetirse en 2025. El aeropuerto tiene tres pistas de despegue y aterrizaje. Dos en paralelo y una transversal que únicamente opera en momentos de poco tráfico.

El problema del aeropuerto, y que restringe su capacidad, es que la gestión de las dos pistas paralelas de modo segregado (la larga del lado tierra para aterrizajes y la corta del lado mar para despegues) tiene un límite de 80 operaciones a la hora. Su utilización de forma independiente, descartada por Aena por el impacto acústico en los municipios de Gavà y Castelldefels, daría cabida a 90 vuelos a la hora. No obstante, se podría alcanzar un nuevo techo si se ampliara en 500 metros la pista más corta, la trazada junto al mar, mientras se mantiene el uso segregado.

Además, los aviones despegan por la pista corta y aterrizan por la larga, pero los de fuselaje ancho exigen la pista larga para salir por una cuestión de peso. Estos despegues no suelen preverse en la asignación de slots al depender de distintos factores, y todo ello provoca una disfunción en las llegadas.

Sin embargo, la disputa y la polémica entre las distintas partes implicadas en el proceso sigue retrasando la decisión sobre el proyecto. En septiembre de 2021, Cataluña perdió la inversión de 1.700 millones de euros comprometida por Aena para ampliar el aeropuerto de El Prat. El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, consideró que el proyecto planteado para mejorar la capacidad de operación extendiendo la pista corta, la que transcurre en paralelo junto al mar, hacia el este, pero afectando la laguna de La Ricarda -espacio natural protegido por la red europea 2000- no encajaba con su idea de una Cataluña más verde. Su postura impidió el acuerdo con el Gobierno central.

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¿Una cuarta pista sobre el mar?

A este conflicto se añadía un nuevo elemento con la presentación el pasado mes de febrero en Barcelona de la última propuesta lanzada por la sociedad civil catalana: una cuarta pista sobre el mar. Los defensores de este proyecto, liderados por el ingeniero Joaquim Coello y los economistas Andreu Mas-Colell y Guillem López Casasnovas, argumentan que El Prat “necesita dos pistas de 3.500 metros” como tienen todos los aeropuertos de referencia europeos “para operar con normalidad vuelos intercontinentales”.

Añaden que la ampliación de la tercera pista, como proponía Aena, choca con las zonas protegidas de la Red Natura 2000 y aseguran que su proyecto tiene “menos impacto ambiental” que la ampliación en 500 metros de la tercera pista actual.

Esta propuesta, sin embargo, tiene un coste estimado de 2.200 millones de euros, muy por encima de las previsiones de Aena, y el rechazo de las principales compañías aéreas por este motivo. En marzo, el Parlament de Cataluña rechazó esta propuesta.

Recientemente se ha vuelto a abrir la búsqueda de alternativas bajo el impulso de la Comisión del Aeropuerto de Foment del Treball -principal organización patronal de Cataluña- y con un diálogo entre gobiernos derivada del pacto entre ERC y PSC para la aprobación de los presupuestos. Foment aspira a que Barcelona doble sus conexiones internacionales, pasando de las 40 actuales a 80.

Sin embargo, la falta de acuerdo hace prever que, a corto plazo, será difícil desbloquear la inversión que necesita el aeropuerto catalán. Por otra parte, el desencuentro de intereses políticos parece lejos de resolverse, teniendo en cuenta, además, que las próximas elecciones al Parlamento de Cataluña no se celebrarán hasta comienzos de 2025, salvo haya adelanto electoral.

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