- La economía española es especialmente vulnerable a los efectos de las medidas de aislamiento y contención frente al COVID-19, por su alta dependencia del turismo, que representa un 12% de su PIB.
- El Gobierno está a la espera de un plan de rescate por parte de la Unión Europea, a pesar de que un sector del bloque critica a España por no disponer de recursos suficientes para enfrentar la contingencia sanitaria.
- Se implementará un conjunto de estímulos que respalden la liquidez de las empresas. La aplicación del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) servirá para ahorrar recursos que estaban destinados a salarios y cotizaciones.
La recuperación de la economía española tras el coronavirus se presenta en diferentes escenarios. El covid-19 está generando una crisis sanitaria sin precedentes. El ascenso de la pandemia no ha tocado techo y ha afectado considerablemente a la economía española. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se han registrado 1.136.851 personas infectadas y 62.955 muertes en 209 países.
Estados Unidos, China, Italia y España son los países que han sufrido los efectos sanitarios y económicos de la pandemia. De igual forma, el Fondo Monetario Internacional (FMI) declaró que el mundo está en recesión. Su directora gerente, Kristalina Georgieva ha mencionado que esta es igual o peor que la de 2009 y aclara que el impacto a largo plazo dependerá de la contención del virus y de la efectividad de las respuestas de las autoridades durante esta crisis.
España, especialmente afectada en lo económico.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que los países que tienen una mayor dependencia con el turismo serán los que estén más expuestos, a los efectos severos de las medidas de aislamiento y restricciones.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial (FEM), el país se mantiene entre las potencias del turismo en el planeta y por tercer año consecutivo se posicionó en el primer puesto en competitividad turística. El informe explica que, al ser el segundo destino más visitado en el mundo, le permitió desarrollar “una economía enfocada en el turismo, en la que, en torno a la mitad de los gastos internos del sector proceden de los visitantes internacionales”.
Todo esto se traduce en que el estado de alarma y las medidas de contención del coronavirus golpearán a una industria que representa el 12.3 % del Producto Interno Bruto español, unos 147.946 millones de euros, como lo informa la Cuenta Satélite de España serie 2016-2018 del Instituto Nacional de Estadística (INE), que se dio a conocer en diciembre de 2019.
Diferentes enfoques en la UE.
La concreción de los pronósticos negativos antes mencionados combinados con un mayor gasto público e ingresos fiscales en caída libre, generarían serios problemas de liquidez en la economía española.
Ante esta tendencia Pedro Sánchez pidió la ayuda de sus homólogos de la UE durante la vídeo cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebró el pasado 26 de marzo.
Todo parece indicar que el bloque del norte conformado por Alemania, Países Bajos, Finlandia y Austria le ofrecerá a las dos naciones más afectadas un plan de rescate de baja intensidad, que supondría para España unos 70.000 millones de euros, que deben sumarse a 200.000 millones que ya estaban previstos en el plan del gobierno para amortiguar la situación provocada por la pandemia.
Recuperación de la economía española tras el coronavirus: ¿Qué está haciendo España?
Para fomentar la recuperación de la economía española tras el coronavirus desde Moncloa pretenden dar liquidez a las empresas para evitar el colapso de la economía, a través de una línea de avales de hasta 100.000 millones. Esto tiene como propósito que la crisis no destroce al sector empresarial o al menos, que no se lleve por delante a todos sus componentes.
También destaca el segundo paquete de medidas económicas en cuatro líneas, que incluye la inversión en el ámbito de la investigación científica, para conseguir una vacuna contra el virus, el apoyo a trabajadores y empresarios afectados, la continuidad del plan de liquidez de las empresas y la agilización del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), que puede ser aplicado por razones económicas, organizativas, de producción, técnicas o por causas de fuerza mayor.
Hasta el 30 de marzo se han registrado 299.455 expedientes de este tipo afectando a cerca de un millón seiscientos mil trabajadores. Cataluña es la comunidad autonómica donde más ERTEs se han tramitado, con unos 70.000 que involucran a casi 530.000 personas. Hasta el momento la industria de la automoción es la que más ha generado este tipo de expedientes, con empresas como Seat, Nissan Volkswagen, Renault y Mercedes a la cabeza.
Ertes como medida de la economía española ante el coronavirus.
Con los ERTEs el gobierno espera evitar que la insolvencia y el impago se apodere de las instituciones, lo cual podría someterlas a una nueva situación de causa legal de disolución, en caso de no disponer de un patrimonio que respalde a la mitad del capital social.
En caso de una debacle financiera de una parte del sector empresarial provocada por la pandemia, se abre la posibilidad de que este se amparen en el carácter fortuito que aparece estipulado en la sección de calificación en el derecho concursal español, aunque cabe la posibilidad de que en la legislación concursal sean calificados como culpables, exponiendo a los administradores a un buen número de sanciones civiles, según el Instituto Iberoamericano de Derecho y Finanzas (IBDF).
Coronavirus y banca española: La tarea de la banca será esencial.
Recientemente la agencia de calificación crediticia Moody´s rebajó a negativa las perspectivas del sistema bancario español, porque todo apunta a que España entrará en recesión en 2020, por los efectos del coronavirus.
Esto quiere decir que seguramente los activos y la rentabilidad de estas instituciones se verán afectadas, erosionando la calidad de crédito, por la caída de todas las líneas de negocios.
La certeza es que los bancos necesitarán una línea de acción urgente para recomponerse tras un período con ingresos limitados. La estabilidad del sistema bancario debe ser monitorizada y garantizada, sobre todo porque el sector asumirá el 40% del riesgo de la inyección de recursos con los que el tren ejecutivo pretende enfrentar las consecuencias del COVID-19.
El papel de estas instituciones será fundamental, en un momento en que las medidas económicas están dirigidas a proporcionar liquidez a las empresas, para evitar cierres o insolvencias, como lo explica Marco Troiano, subdirector de Instituciones Financieras en Scope Ratings.
Consideraciones finales.
Los contagios siguen en aumento y no existe una vacuna de administración inmediata que provoque una perspectiva positiva de inmunización a corto plazo.
Para salir de esta crisis será vital la eficiencia de las respuestas de las autoridades y que estas superen líneas partidistas y fronteras nacionales, como lo explica el presidente y fundador de BlackRock, Larry Fink. Fink vaticina una rápida recuperación, porque no existen los obstáculos para el rebote que tiene una crisis financiera clásica, pero cuando esto acabe ¿cuál será el siguiente paso?
Ahora mismo, lo primero que debería ocurrir es el traslado inmediato de los fondos provenientes del Banco Central Europeo, para garantizar la liquidez de las empresas, como platea el profesor de Estudios de Economía y Empresas de la Universitat Oberta de Catalunya, Enrique Serradell López.
De igual forma, resolver la crisis sanitaria sin perder de vista el bienestar de la economía y del sistema financiero amerita una adecuada gestión de efectivo para liquidez y solvencia.
Una vez superada la primera oleada de infecciones y decesos, el camino a seguir será mejorar las estructuras industriales existentes con la ayuda de los sectores públicos, privados y sociales, que al final tendrán que tomar decisiones complejas para equilibrar la sostenibilidad económica y social como lo explica McKinsey & Company.
No hay que olvidar que ninguno de estos planes tendrá un 100% de viabilidad, si el sistema de salud no está blindado para posibles réplicas de la pandemia y futuros problemas sanitarios. Como el pasado reciente demuestra, ignorar los problemas no hace que desaparezcan.
